¡Riiiiiiiiiiiiiiiiing!- Una mañana más el despertador, suena ruidosamente en la habitación de Martina.
-Ohh no! Me he quedado dormida.- grita Martina, al ver que su reloj marca las 7.16.
Martina se levanta perezosamente de la cama, ya huele a café caliente y a tostadas lo que quiere decir que el desayuno ya está listo, pero decide darse una ducha antes, aunque como de esperar, el baño ya está ocupado..
-¡Cris, date prisa! O llegaré tarde!
- Lo siento hermanita; he llegado antes, y esto va para largo.
- ¡Cristina Ruíz sal ahora mismo del baño o tiro la puerta!
Cristina, es la hermana de Martina, Cris tiene catorce años, dos menos que su hermana y están todo el tiempo discutiendo. No hay un rato de tranquilidad mientras las dos están en casa.
-¡Niñas, ya vale! Me irritáis! Martina, baja a desayunar mientras tu hermana se ducha.
Martina baja las escaleras soñolienta y se dirige a la cocina, donde su madre termina de preparar el desayuno.
-Buenos días mamá.- dice Martina a la vez que bosteza.
-Buenos días hija ten aquí tienes tu tostada y tu taza de café, date prisa o llegarás tarde.
Poco después, Martina sube a ducharse, por suerte ya está libre el baño. Enchufa la radio, se desnuda y deja caer los chorros de agua caliente sobre su cuerpo. En unos cinco minutos sale de la ducha y se unge el cuerpo en una crema hidratante de cacao, poco después se dirige a su habitación. Hoy a salido un día esplendido y tiene pinta de hacer calor. Así que opta por unos shorts amarillos; quizás demasiado cortos, una camiseta de tirantes rosa palo y unas victoria negras un poco dadas de sí. Decide plancharse su larga melena castaña clara, y hacerse un pequeño recogido con el flequillo, para finalizar alcanza su frasco de colonia de vainilla y se rocía con ella.
Sí, ya está lista, así que coge su mochila negra firmada por todas sus amigas, repleta de libros y se encamina hacia la salida. El reloj marca las 7.43.
-Mierda, ¡voy a llegar tarde! – grita Martina mientras arranca su vespa rosa.
A las 7.55 Martina, está aparcando la moto en la puerta del colegio.
-Uf... Por los pelos.
Y entonces justo en ese momento lo ve a él, y su corazón empieza a acelerarse, se le ponen los pelos de punta y no puede evitar sonreír como una tonta al verle.
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